Como muchos de los que podéis estar leyendo estas páginas, siempre fuimos muy escépticos con "experiencias sobrenaturales”, "contactos con el más allá" y ese tipo de cosas. ¿Quién racionalmente en pleno siglo XXI puede creer en espíritus, comunicaciones con fallecidos, diferentes planos de energías o diferentes dimensiones donde iríamos después de abandonar este cuerpo....? Vamos, de locos, pensaba yo, al igual que me imagino que muchos de vosotros.

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En mi caso, con mis estudios de ingeniero superior, mi formación científica y mi trabajo de directivo en varias multinacionales en el campo de la tecnología, en importantes puestos muy bien remunerados, con una situación económica que muchos envidiarían,  todas esas historias no eran más que supercherías, más propias de otras épocas ya superadas, que perseguían como fin último el sacarle dinero a los mas crédulos en la mayoría de los casos, o como argumento de una película de miedo con poco presupuesto.

Desde luego, lo último que me pasaba por la cabeza era cualquiera de estos temas "raros", si lo tenía todo! (o al menos eso creía entonces)

Bueno, claro que siempre han estado los charlatanes, los tarot de madrugada... que despertaban una sonrisa y quizá pudieran hacer compañia a algún solitario o a alguien con sufrimientos por la pérdida de un trabajo, de un ser querido... eso sí, siempre a cambio de una llamada telefónica carísima en la que te mantenían al teléfono todo lo que podían y donde trataban de decirte lo que deseabas escuchar para que encontraras algo de consuelo y volvieras a llamar, claro. O personas que para afrontar un dolor o un estado de depresión, de soledad... imaginan escuchar voces, ver cosas... mecanismos de la mente para hacer el duelo más llevadero, fácilmente explicables, pensaba yo cuando alguien me contaba alguno de estos casos mientras los escuchaba con una sonrisa irónica....

Pero a veces la vida, por algún motivo que se  escapa a la racionalidad, se empeña en enseñarte nuevos caminos, de mostrarte las respuestas precisamente en aquellos sitios en los que nunca pensaste que las podrias hallar, y, ademas, todos estos nuevos hallazgos se convierten de pronto en una parte muy importante de tu vida.

En concreto la pérdida de un ser  muy querido desencadenó ante nuestra perplejidad una serie de fenómenos inexplicables a los que nuestra mente racional simplemente no podía darles respuesta. Recibíamos mensajes insistentes de esa persona que ya no estaba aquí, a través de las más variadas formas físicas: imágenes, movimientos, sonidos, olores... No era posible ignorar estas señales, tan persistentes, eran reales, algo que se escapaba a nuestro conocimiento estaba pasando y no  encontrábamos respuestas racionales que  explicaran los hechos que estabamos viviendo.​